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98. L'hombre, l'onset

Este es un cuento que se ha contado tantas veces que poco se parece a la leyenda original.
 

Un relato ambientado en el precioso valle de Hecho que habla de la amistad entre un humano y un animal. Esta es la historia de Clemente y un osezno que se convirtió en su compañero inseparable: este es el cuento de l’hombre y l’onset.

 

La fotografía de la carátula es una imagen de descarga gratuita de un osezno que podéis encontrar en Pixabay.

María Argota Recaj

María Argota Recaj

Autor

Contenido del Podcast

Introducción a la leyenda de Clemente y el onset

El valle de Hecho, situado al oeste de la Comarca de la Jacetania, en el Pirineo aragonés, es un lugar lleno de historia y tradición. Este municipio, compuesto por los pueblos de Siresa, Urdués, Embún, Santa Lucía y Hecho, es famoso por su arquitectura tradicional y su rica herencia cultural. Uno de los cuentos más conocidos de este valle, basado en una leyenda local, es la historia de Clemente, un pastor cheso, y su inesperada amistad con un onset, un osezno. 

Historia y contexto del valle de Hecho

El valle de Hecho tiene una historia que se remonta a la Prehistoria, como lo demuestran los dólmenes en la Selva de Oza, vestigios que nos hablan de la existencia de personas con creencias ya hace miles de años. La importancia estratégica de esta región también atrajo a los romanos, quienes construyeron la calzada del Puerto de Palo para cruzar los Pirineos. Hecho, la cabecera del municipio, destaca por su iglesia parroquial de San Martín, de origen románico y por la Casa Mazo, un museo etnológico que exhibe la vida y costumbres de la zona.

En Hecho aún se habla cheso, una variante del aragonés que se utiliza en algunos textos literarios y canciones. Este valle también alberga dos áreas naturales de gran relevancia: el Paisaje Protegido de las Foces de Fago y Biniés y el Parque Natural de los Valles Occidentales, hogar de Camille, la última osa autóctona de los Pirineos.

La complicada coexistencia entre osos y humanos en el Pirineo ha marcado profundamente la historia de la región, hasta el punto de llevar a la casi total extinción de estos animales en la zona. Un relieve en la iglesia parroquial de Hecho, que muestra a un hombre luchando contra un oso, es testimonio de estas tensiones históricas.

Clemente, el pastor del valle

Clemente era un pastor de Hecho conocido por su impresionante tamaño, su fuerza y su carácter pacífico. Medía más de dos metros, pesaba cerca de 150 kilos y, aunque su figura imponía, era apreciado por todos por su amabilidad y disposición a contar cuentos a los niños. Clemente era también un experto en hacer quesos y migas, y disfrutaba tallando madera y hueso con su navaja. Su conocimiento del valle era tal que siempre sabía dónde encontrar las mejores fresas, los lugares idóneos para pescar y los refugios perfectos en caso de peligro.

La llegada del onset

Un año, los habitantes de Hecho notaron la ausencia de Clemente, que aún no había bajado de la montaña a pesar de lo avanzado de la temporada. Cuando finalmente apareció, no venía solo: lo acompañaba un osezno que lo seguía como si fuera su madre. La historia de cómo Clemente y el onset se conocieron se convirtió rápidamente en la comidilla del pueblo.

Clemente contó que durante una tormenta, buscó refugio en una cueva cercana a donde había resguardado a su rebaño. En dicha cueva, se encontró con un pequeño osezno juguetón. Tras compartir pan con el animal, el pastor y el osezno se hicieron amigos, pero la llegada inesperada de la madre del osezno cambió el curso de los acontecimientos. La osa, al ver a Clemente, creyó que su cría estaba en peligro y lo atacó. Sin más opción, Clemente usó su cuchillo en defensa propia, resultando en la muerte de la osa. El osezno, sin madre, siguió a Clemente, quien decidió cuidarlo.

La convivencia en el pueblo y la despedida

Clemente y el onset se quedaron en Hecho durante algunos días, pero pronto el osezno creció y la gente del pueblo comenzó a temer por su seguridad. Para proteger tanto al animal como a los aldeanos, Clemente decidió regresar a la montaña con el oso. Pasó un año y cuando Clemente volvió, lo hizo solo. Explicó que el oso se había marchado y que no lo había vuelto a ver.

El ataque de los lobos y el regreso del onset

Una noche de octubre, Clemente se vio rodeado por una manada de lobos hambrientos que atacaron su rebaño. A pesar de su valentía y de las armas que tenía a mano, los lobos eran demasiados. Justo cuando la situación parecía insostenible, un rugido rompió el silencio y tres osos irrumpieron en la escena, ahuyentando a los lobos. El líder de los osos se acercó a Clemente y, para su sorpresa, lo acarició. Era su onset, que ahora, adulto, había regresado para salvar a su antiguo amigo.

Influencia y reinterpretaciones de la leyenda

La historia de Clemente y el onset se ha contado y recontado tantas veces que la versión original ha quedado diluida. En la versión más antigua, un cazador de Hecho apodado L’onset cazaba osos en la montaña hasta que uno de ellos lo hirió de muerte. Este relato trágico cambió gracias a Xusé Coarasa Atienza, quien en 1992 escribió una versión en cheso más amigable de la historia. Rafael Andolz también contribuyó a popularizarla con un final más esperanzador en su obra Cuentos del Pirineo para niños y adultos. El ilustrador Saúl Irigaray fusionó estas versiones en su álbum ilustrado L’hombre, l’onset, dando lugar a la versión más conocida hoy en día.

Un cuento con posibles raíces reales

Aunque la leyenda ha tomado elementos ficticios con el tiempo, podría tener una base real. Enrique Satué, en El Pirineo Contado, menciona un hecho documentado en 1845 donde un cazador de Hecho mató a varios osos. Además, Saúl Irigaray comenta que, durante una visita a Hecho, le hablaron de un pastor que había criado a un osezno. Esto sugiere que, tras la leyenda, hay un fondo de verdad que ha sido adornado con los años.

Conclusión

La historia de Clemente y el onset es un reflejo de la rica tradición oral del valle de Hecho, un lugar donde la realidad y la fantasía se entrelazan para preservar la memoria y las leyendas de generaciones pasadas. Este cuento, que empezó siendo una historia de lucha y supervivencia, ha evolucionado para transmitir un mensaje de amistad, respeto y la profunda conexión entre los humanos y la naturaleza.