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"La circunferencia es de 10 palmos, de metal limpio, claro y liso; está hendida por un lado, por lo cual, cuando se toca como las demás y por mano ajena, suena como quebrada; se ven en ella dos crucifijos relevados, uno al oriente y otro al poniente, y a los lados de cada uno las imágenes de la Virgen Nuestra Señora y de San Juan Evangelista; al mediodía y al septentrión tiene dos cruces, y en el circuito de toda ella este verso de la Sibila Cumea: Christus Rex venit in pace, et Deus homo factus est; el est con la última s del factus, por no coger en su redondez, están en las cuatro partes de la campana; la s que falta del factus al poniente; la e al mediodía; la segunda s al oriente y la t al septentrión. Las letras de este letrero son antiquísimas y hay pocos que las puedan leer y declarar.”
Así es descrita la famosa campana de Velilla de Ebro, un objeto lleno de misterio y leyendas que ha sido tema de conversación durante siglos en Aragón. Hoy exploraremos la fascinante historia de esta campana, conocida por muchos como "la campana del milagro".
Velilla de Ebro: Historia y Contexto
Ubicada a orillas del Ebro, Velilla de Ebro es un pueblo con una rica historia que se remonta a tiempos íberos y romanos. Los íberos fundaron aquí la población de Kelse, y más tarde, los romanos establecieron la Colonia Iulia Victrix Celsa. Este asentamiento fue uno de los más importantes en el valle del Ebro hasta que fue abandonado hacia finales del siglo I d.C. debido al auge de Caesar Augusta.
Velilla de Ebro no solo es conocida por su pasado romano, sino también por su herencia musulmana, visible en el trazado de sus calles y en su castillo del siglo XI. Además, cuenta con una iglesia parroquial de los siglos XVI-XVII dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, con una destacada torre mudéjar.
Pero quizás lo más intrigante de Velilla es la ermita de San Nicolás de Bari, construida sobre los restos de la antigua colonia romana. Esta ermita, que data de los siglos XVII-XVIII, fue el hogar de la famosa campana de Velilla, alrededor de la cual giran numerosas leyendas.
La Leyenda de la Campana del Milagro
La leyenda cuenta que, mucho antes de la llegada de los musulmanes, una campana apareció flotando en la desembocadura del Ebro. Este hecho insólito dejó a los habitantes de la zona perplejos: una campana de metal, acompañada por dos velas que no se apagaban, flotando contra toda lógica.
La campana, al ser tocada, se hundía, pero volvía a flotar cuando se la dejaba en paz. Así, flotando río arriba, llegó a Velilla de Ebro, donde finalmente se posó en la orilla después de que dos doncellas la tocaran. Fue llevada a la ermita de San Nicolás, donde empezó a mostrar su peculiaridad más famosa: tocar sola para anunciar desgracias.
Se atribuye su fundición a campaneros godos, o incluso a San Paulino de Nola, el santo que popularizó el uso de campanas en las iglesias. Algunos dicen que fue un regalo a los reyes aragoneses, mientras que otros afirman que la colocaron allí los Reyes Católicos.
Los Tiempos de la Campana
Llegada de los Musulmanes y el Siglo XV
La primera vez que la campana tocó sola fue en el año 711, anunciando la batalla de Guadalete, que marcó el inicio de la expansión musulmana en la Península Ibérica.
En el siglo XV, la campana volvió a sonar varias veces. En 1435, anunció la derrota de los aragoneses en la batalla naval de Ponza. Al año siguiente, sonó para celebrar la liberación del rey Alfonso V y sus hermanos. También tocó en 1485, anunciando el asesinato del inquisidor Pedro Arbués, y en 1492, alertó sobre el intento de asesinato de Fernando el Católico.
Siglo XVI
El siglo XVI comenzó con la campana anunciando la muerte de Fernando el Católico en 1516. También tocó en 1527, tras el saqueo de Roma por las tropas de Carlos V, y en 1558, para anunciar la muerte de este emperador.
En 1564, la campana tocó con tal fuerza que estremeció a todos los que la escucharon. En los años siguientes, siguió tocando para anunciar eventos como el sitio de Malta en 1565, la rebelión de las Alpujarras en 1568, y la muerte de figuras importantes como Sebastián I de Portugal y Juan de Austria en 1578.
Siglo XVII y el Fin de los Toques
En el siglo XVII, la campana continuó con su actividad sobrenatural. Tocó en 1601, el día de San Antonio, y en 1625, para anunciar la retirada de los ingleses de Cádiz. En 1646, anunció la muerte del príncipe Baltasar Carlos. Durante este siglo, las otras dos campanas de la ermita, Águeda y María Nicolasa, también llegaron a tocar solas.
Sin embargo, la historia de la campana de Velilla llegó a su fin en 1841, cuando fue refundida debido a su deterioro tras siglos de uso y superstición. Desde entonces, a pesar de los numerosos acontecimientos, nunca más volvió a tocar sola.
Conclusión
La campana de Velilla de Ebro es una de esas historias que perduran en el tiempo, llenas de misterio y fascinación. Aunque refundida y silenciada, su leyenda sigue viva en la memoria de Aragón. ¿Qué fue lo que realmente hacía que esta campana tocara sola? Las explicaciones van desde lo sobrenatural hasta lo racional, pero tal vez nunca lo sabremos con certeza.