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67. La leyenda de Juan Albir y la Virgen que desapareció

Una muerte, una desaparición y una promesa.

Los tres ingredientes que sirven de base para una leyenda que une a dos localidades separadas por unos 80 kms. ¡Hoy viajamos hasta Magallón y Leciñena para descubrir la historia de Juan Albir y la misteriosa fuga de una Virgen que lanzó una promesa que todavía sigue cumpliendo!

La fotografía de la carátula es una estampa del siglo XVIII que cuenta este milagro y que pertenece a una de las colecciones de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En este enlace podéis verla entera: https://www.academiacolecciones.com/estampas/inventario.php?id=AC-00368

 
María Argota Recaj

María Argota Recaj

Autor

Contenido del Podcast

Tanto el Dance como las Seguidillas de Leciñena están directamente relacionados con el santuario de la Virgen de Magallón, un lugar de gran importancia histórica y cultural para el pueblo de Leciñena, situado a menos de 3 kilómetros del mismo. Con restos arqueológicos que se remontan al siglo XIII, este santuario fue uno de los más importantes de Aragón en el siglo XV. Las reformas en los siglos XVI y XVII lo transformaron en un complejo con dependencias religiosas y de hospedería, financiado por la sociedad zaragozana, recursos propios y donaciones de Leciñena, Perdiguera y Robres. Desde entonces, el Ayuntamiento de Leciñena ha presidido el patronato de este santuario.

Leciñena: Un Pueblo con Historia

Leciñena, ubicado a unos 34 o 35 kilómetros de Zaragoza, al pie de la sierra de Alcubierre y en plena comarca de los Monegros, es un lugar lleno de historia. La iglesia parroquial del siglo XVI, con su imponente torre en parte mudéjar, es uno de los principales atractivos del pueblo. Además, en sus calles aún se conservan fachadas protegidas por su alto valor histórico. Leciñena también es el lugar de nacimiento de Francisco Marín Bagüés, un destacado pintor aragonés de finales del siglo XIX y principios del XX.

Aunque se encuentra en los Monegros, una zona conocida por su paisaje desértico, Leciñena sorprende con el Siscal y Valsalada, dos carrizales donde es posible observar una flora y fauna únicas en la región. Además, la sierra de Alcubierre, que fue escenario de la Guerra de la Independencia y la Guerra Civil, ofrece rutas históricas como la posición de las Tres Huegas y la Ruta Orwell, que permiten explorar las trincheras e instalaciones de ambos bandos.

El santuario de la Virgen de Magallón, ubicado a unos 2 o 3 kilómetros del pueblo, en una posición estratégica a más de 500 metros de altitud, es otro de los tesoros de Leciñena. Desde su construcción en el siglo XIII, este santuario ha sido un lugar muy disputado en diferentes guerras debido a su ubicación privilegiada. Aunque sufrió una gran destrucción durante la Guerra de la Independencia y la Guerra Civil, su recuperación comenzó en los años 90, y hoy en día acoge actividades culturales y cuenta con un albergue.

La Virgen de Magallón: Una Historia de Milagros

El Origen del Conflicto

La historia de la Virgen de Magallón está profundamente ligada a una leyenda que se remonta al siglo XIII en el pueblo de Magallón, donde las familias Frago y Albir mantenían una violenta rivalidad. Juan Albir, un labrador de Magallón, mató a Sancho del Frago durante una de estas disputas familiares. Aunque Juan fue condenado a mantener a la viuda y los hijos de Sancho, vivía con el constante miedo a la venganza de Antón y Martín del Frago, los hijos del hombre al que había matado.

Primeras Emboscadas y la Protección de la Virgen

Con el tiempo, Antón y Martín intentaron varias veces emboscar a Juan Albir para vengar la muerte de su padre. Sin embargo, en dos ocasiones, Juan logró escapar refugiándose en la ermita de la Virgen de la Huerta en Magallón, sabiendo que los hermanos no se atreverían a atacarlo en un lugar sagrado. A pesar de estos intentos fallidos, la amenaza de venganza se mantuvo latente.

El Trágico Final de Juan Albir

El 13 de marzo de 1283, la tragedia finalmente alcanzó a Juan Albir. En un enfrentamiento con los hermanos del Frago, Juan se refugió una vez más en la ermita y se abrazó a la talla de la Virgen de la Huerta, suplicando por su vida. Sin embargo, esta vez, la devoción y el suelo sagrado no fueron suficientes para detener la furia de Antón y Martín, quienes lo mataron sin piedad, dañando también la talla de la Virgen en el proceso.

La Desaparición Milagrosa de la Virgen

Esa misma noche, un milagro tuvo lugar en Magallón: la Virgen de la Huerta desapareció de su ermita y apareció en los montes de Leciñena, donde fue encontrada por un pastor llamado Marcén. La Virgen le ordenó construir una ermita en ese lugar, y aunque inicialmente nadie le creyó, un segundo milagro –la mano del pastor quedó pegada a su mejilla– convenció a los escépticos, y comenzaron a levantar la ermita en su honor.

Los Intentos de Recuperar la Talla

Primer Intento: La Virgen Regresa a Leciñena

Al enterarse de la desaparición de la Virgen, los vecinos de Magallón sospecharon que la talla encontrada en Leciñena podría ser la misma. Una comitiva viajó a Leciñena y confirmó que la Virgen llevaba el relicario entregado por el rey Jaime I, lo que corroboraba que era la misma imagen. Sin embargo, cuando intentaron llevarla de vuelta a Magallón, la Virgen milagrosamente regresó a Leciñena durante una parada en Monzalbarba.

Segundo y Tercer Intento: La Virgen Se Resiste

Magallón no se rindió fácilmente y organizó dos nuevos intentos para recuperar la talla, pero en ambas ocasiones, la Virgen volvió milagrosamente a Leciñena, incluso después de ser llevada a Zaragoza. Tras el tercer intento fallido, los vecinos de Magallón se dieron cuenta de que la Virgen no quería regresar, y finalmente renunciaron a sus derechos sobre la imagen.

La Promesa de la Virgen

Para dejar claro su deseo de quedarse en Leciñena, la Virgen de la Huerta pronunció una promesa que se convertiría en leyenda: "Hasta que el último miembro de la familia del Frago no desaparezca, jamás volveré a pisar Magallón". Con esta declaración, la Virgen aseguró su permanencia en Leciñena, donde su santuario continúa siendo un lugar de veneración y recuerdo.

Conclusión

El santuario de la Virgen de Magallón es mucho más que un lugar de devoción; es un símbolo de la historia y la cultura de Leciñena, profundamente marcado por milagros y leyendas que han pasado de generación en generación. Si alguna vez visitas este lugar, no solo disfrutarás de su rica historia, sino también de unas vistas impresionantes y un entorno lleno de paz y espiritualidad. Además, el santuario y sus alrededores ofrecen una experiencia única para los amantes de la astronomía, quienes encuentran en este rincón de Aragón un lugar ideal para observar el cielo.

¡Que esta leyenda inspire tu próxima visita a Leciñena y te permita descubrir un rincón de Aragón lleno de misterio y tradición!