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Mira Garcés decía con gran acierto: "La fotografía es la única forma de detener el tiempo". Y no hay mejor ejemplo de ello que la vida y obra de Ricardo Compairé, un hombre que, consciente del inevitable avance del progreso, se dedicó a preservar la esencia de un Aragón que se desvanecía. En este artículo, exploraremos la vida de Compairé, un pionero de la fotografía en Aragón, cuya obra es hoy un testimonio invaluable de la cultura y las costumbres de la región.
La Fotografía como Testimonio
La fotografía ha sido, es y será un medio crucial para capturar y preservar la historia. Ricardo Compairé entendió esto desde el principio, sabiendo que, sin su trabajo, nuestra visión del Aragón de los últimos siglos sería muy diferente. Su legado fotográfico nos permite admirar y estudiar un mundo que ya no existe.
Villanúa, 1883: El Inicio de una Vida
Ricardo Compairé Escartín nació el 4 de noviembre de 1883 en Villanúa, un pequeño pueblo del Pirineo aragonés. Hijo de Josefina Escartín y Ricardo Compairé Bescós, un telégrafo, pasó su infancia entre Jaca, Villanúa y Canfranc. Desde pequeño mostró una curiosidad innata por la naturaleza, coleccionando y dibujando insectos, piedras y plantas.
Los Primeros Años de Estudio
A los 16 años, Compairé ya destacaba en las Escuelas Pías de Jaca, especialmente en Ciencias. En septiembre de 1900, se trasladó a Barcelona para estudiar Farmacia, aunque su pasión por el arte le llevó a experimentar con la pintura. Sin embargo, un encuentro casual con la fotografía cambió su vida para siempre.
El Descubrimiento de la Fotografía
Un día, paseando por Barcelona, Compairé descubrió una cámara en el escaparate de una tienda de fotografía. Esa revelación le llevó a ahorrar dinero trabajando en una farmacia para poder comprar su primer equipo fotográfico. A partir de entonces, la fotografía se convirtió en su gran pasión.
1905: Un Año Decisivo
En 1905, Compairé se licenció en Farmacia, pero ese mismo año sufrió la pérdida de su padre. Después de un breve paso por Boltaña, donde intentó hacerse cargo de una farmacia, terminó trabajando en el Balneario de Panticosa, donde conoció a Dolores, la que sería su esposa.
Hecho, 1908: El Inicio de un Legado
En 1908, Ricardo Compairé se estableció en Hecho, un pueblo donde el tiempo parecía haberse detenido. Aquí conoció al pintor francés William Laparra, quien le enseñó a mirar más allá de las apariencias y a capturar la esencia de las personas y sus costumbres a través de la fotografía. Compairé comenzó entonces a documentar la vida en los valles de Hecho y Ansó, consciente de que estas formas de vida estaban en peligro de desaparecer.
La Fotografía de Compairé: Un Testimonio Vivo
El proceso fotográfico de Compairé era meticuloso. Hablaba con los habitantes de los pueblos, investigaba sus costumbres y preparaba cada escena con sumo cuidado. Su objetivo no era solo capturar una imagen, sino contar una historia, preservar un momento que, de otra forma, se perdería en el tiempo.
Huesca, 1921: Un Nuevo Comienzo
En 1921, Ricardo Compairé se trasladó a Huesca, donde abrió una nueva farmacia que también incluía una sección dedicada a la fotografía. Aquí, su trabajo comenzó a ganar reconocimiento, y sus exposiciones se convirtieron en eventos esperados. En Huesca también entabló amistad con figuras intelectuales como Ramón Acín, Concha Monrás y Manuel Sender.
Reconocimientos y Premios
Durante los años 20 y 30, Compairé recibió numerosos premios y reconocimientos por su trabajo fotográfico. Su obra fue vista como un recurso valioso para el turismo y el patrimonio del Alto Aragón. En 1929, realizó una de sus exposiciones más importantes, que le llevó incluso a la Exposición Internacional de Barcelona, donde obtuvo la medalla de oro.
La Guerra Civil: Un Duelo Personal
La Guerra Civil Española supuso un duro golpe para Compairé. Tres de sus amigos más cercanos fueron fusilados, y él tuvo que ocultar su archivo fotográfico en una bodega para protegerlo. Aunque sobrevivió a la guerra, el ambiente intelectual que tanto había disfrutado en Huesca se desvaneció, y con él, parte de su energía y entusiasmo.
El Legado de Ricardo Compairé
Ricardo Compairé murió en Huesca el 18 de febrero de 1965, dejando un archivo de más de 4000 fotografías que son hoy un tesoro cultural. Su obra no solo documenta la vida en Aragón, sino que también nos ofrece una ventana al pasado, una forma de entender y apreciar las raíces de una cultura que ha cambiado con el tiempo.
Conclusión
La vida y obra de Ricardo Compairé nos enseñan la importancia de preservar la memoria cultural y patrimonial de nuestras regiones. Gracias a su dedicación, hoy podemos admirar un Aragón que, de otro modo, habría quedado en el olvido.