Contenido del Podcast
Una celebración para preservar la memoria y la identidad rural
Cada primer sábado de julio el pueblo de Lituénigo, en las faldas del Moncayo, se transforma por completo con la celebración de la Feria de los Oficios Perdidos, una fiesta declarada de Interés Turístico de Aragón. Durante esta jornada, las calles se llenan de vida, historia y tradición gracias a la implicación de sus vecinos.
Lituénigo: tradición viva en el corazón del Moncayo
Un pueblo con dos fiestas de interés turístico de Aragón
Lituénigo, con algo más de 120 habitantes censados, puede presumir de tener dos celebraciones reconocidas como Fiesta de Interés Turístico de Aragón: la Feria de los Oficios Perdidos y el tradicional pesaje de los niños, que se celebra en el mes de septiembre y del que se habló en el episodio 95 del podcast.
El pesaje de los niños: una curiosa tradición
Para el pesaje de los niños, los vecinos de Lituénigo emplean una antigua balanza romana que se conserva en el pueblo y de la que se cuelgan dos capazos: en uno se coloca a un bebé menor de un año y el otro se va llenando de trigo hasta que la balanza se equilibra. Después, el trigo recogido durante el pesaje de los diferentes niños se pesa y se subasta entre quienes se animen a pujar por él. Si bien antiguamente el pesaje estaba reservado a los pequeños y pequeñas nacidas en Lituénigo, en la actualidad está abierto a más participantes.
El origen de la Feria de los Oficios Perdidos
Una feria para evitar el olvido
La progresiva desaparición de los oficios tradicionales llevó al pueblo de Lituénigo a crear, en el año 2002, la primera edición de esta feria. Su objetivo: evitar que la memoria colectiva quede reducida a algo más que imágenes o documentales.
La asociación cultural Los Ancebillos
Detrás de esta feria está la asociación Los Ancebillos, surgida de una asamblea vecinal y abierta a cualquier persona interesada en pertenecer a ella, tenga relación o no con Lituénigo. Esta organización trabaja todo el año para dinamizar la localidad y su entorno a través de diferentes actividades, con las que tratan también de combatir la despoblación.
Qué puedes ver en la Feria de los Oficios Perdidos
Representaciones vivas de más de 40 oficios
Desde primeras horas de la mañana, los vecinos y vecinas de Lituénigo recrean fielmente oficios perdidos o casi olvidados. Entre ellos, merece la pena destacar:
-
Hilanderas.
-
Alfareros.
-
Herreros.
-
Lavanderas que usan ceniza y agua caliente.
-
Fabricantes de colchones de lana.
-
Cesteros, estañadores, leñadores, y así hasta aproximadamente unos 40 oficios diferentes.
Todos ellos, vestidos con ropa tradicional, aportan aún más autenticidad a este día.
Oficios itinerantes
Además de los puestos fijos, por el pueblo también circulan oficios itinerantes como el aguador, el afilador, el alguacil, dulzaineros o joteros, por nombrar algunos. Todo esto se acompaña de distintas actividades, sorteos de cestas y venta de productos artesanales en puestos repartidos por las calles del pueblo.
Una imprescindible: la bodega subterránea
Una de las mayores curiosidades de esta feria es la posibilidad de visitar una de las bodegas más antiguas de Lituénigo que, con varios siglos de antigüedad, pasa desapercibida al ser subterránea.
Momentos destacados del día
-
10:00 h: Pregón en la plaza del Castillo.
-
Después: Siega y trilla como antaño, a ritmo de hoz y guadaña, trabajando en cuadrillas y con tracción animal.
-
A mediodía y por la tarde: Cantos de albadas por las calles,
-
Al atardecer: Encendido de la carbonera y degustación de morcilla y longaniza.
-
Cierre: Actuación musical.
El Museo del Labrador: historia en estado puro
Una iniciativa vecinal para preservar la memoria
Este museo, ubicado en las antiguas escuelas del pueblo en la plaza de la Iglesia, fue impulsado por Jesús Hernández, un vecino que durante más de 40 años recuperó herramientas y diferentes objetos como homenaje a sus antepasados. En el año 2000, gracias a un acuerdo con el ayuntamiento del municipio, las más de 200 piezas que coleccionó pasaron a formar parte de una exposición permanente que puede visitarse en este centro.
Tres plantas llenas de vida rural
Algunos de los imprescindibles del Museo del Labrador son:
-
La balanza romana utilizada en la tradición del pesaje de los niños.
-
Herramientas agrícolas y de diferentes oficios como el del mielero, herrero o pastor, entre otros.
-
Objetos escolares relacionados con el mundo de la enseñanza rural.
-
Una cocina tradicional aragonesa y una habitación de época.
Aunque el museo está abierto todo el año, es recomendable consultar los horarios llamando al Ayuntamiento de Lituénigo.
Consejos prácticos para disfrutar de la feria
Dónde aparcar
El gran número de visitantes que Lituénigo recibe durante la Feria de Oficios Perdidos puede dificultar el aparcamiento. No obstante, el ayuntamiento habilita un espacio para aparcar vehículos a las afueras del pueblo y así evitar problemas de circulación.
Ideal para visitar con niños
La Feria de los Oficios Perdidos es una oportunidad perfecta para enseñar a los más pequeños cómo eran los trabajos de antaño, ver demostraciones en vivo y aprender de forma participativa.
Sendero de los Oficios Perdidos: una ruta circular para todo el año
Además de la feria y el Museo del Labrador, durante todo el año existe la posibilidad de recorrer el Sendero de los Oficios Perdidos, una ruta señalizada de unos 2,8 km que quiere dar a conocer lugares de la zona donde quedaron huella de algunos de los oficios que pueden verse en Lituénigo cada primer sábado de julio. Comienza en la plaza de la iglesia donde, si es posible, es recomendable visitar el museo y recorre:
-
Antiguos corrales.
-
Huertos y acequias.
-
Una antigua abejera.
-
La famosa carrasca centenaria de Lituénigo.
- Tramos de carrascal que recuerdan el trabajo de los leñadores.
-
Bodegas tradicionales.
Un paseo ideal para quienes quieren explorar el entorno natural y cultural del pueblo más allá de la feria.
Por qué la Feria de los Oficios Perdidos es una cita imperdible
Declarada Fiesta de Interés Turístico de Aragón en 2018, la Feria de los Oficios Perdidos de Lituénigo es mucho más que una simple muestra de oficios tradicionales. Es una forma de despertar la conciencia de los visitantes y hacer comprender que esta localidad ha llegado a ser lo que es por lo que un día fue.