Contenido del Podcast
El manifiesto "Los aragoneses a la nación española" de 1853 dejó claro desde su primer punto la importancia histórica del paso de Canfranc. Ya desde la época romana, este camino era conocido por conectar España con las Galias. Con la llegada de figuras como Julio César y Napoleón, este paso adquirió aún más relevancia, siendo considerado el camino más corto y accesible para unir Madrid con París.
Hoy en día, seguimos explorando la historia de esta emblemática línea de tren que nos conectó con Francia y el resto de Europa. Bienvenidos y bienvenidas a Aragón, historias y falordias, donde en este episodio 89, iniciamos una trilogía dedicada a la línea del Canfranc.
Origen del Proyecto: El Retardo de Aragón en la Revolución Ferroviaria
La Tardanza de Aragón
Aragón llegó tarde al desarrollo del ferrocarril en comparación con otras regiones de España. En 1845, se comenzó a trabajar en una línea que uniría Madrid con Zaragoza, y que eventualmente conectaría con Pamplona y la frontera francesa. Sin embargo, la falta de financiación dejó el proyecto en pausa hasta que en 1852 el Ministerio de Fomento retomó los estudios para la línea Madrid-Zaragoza.
El Manifiesto de 1853
En 1853, antes de colocar la primera traviesa, un grupo de aragoneses prominentes, miembros de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, redactaron un manifiesto titulado "Los aragoneses a la nación española". Este documento defendía la creación de una línea de tren por el Pirineo central, más directa y económica que otras rutas, al evitar rodeos innecesarios.
El manifiesto tuvo un impacto significativo, tanto en Aragón como a nivel nacional, lo que llevó al Ministerio de Fomento a considerar seriamente la línea Zaragoza-Canfranc. Sin embargo, este proyecto competía con la poderosa línea del Norte, que buscaba conectar Madrid con Francia a través de Valladolid, Burgos, Bilbao, San Sebastián e Irún.
Obstáculos y Competencia
La línea del Canfranc, aunque más directa y económica, se enfrentó a la oposición del ramo de Guerra, la sección del ejército encargada de asuntos militares, que veía con recelo una vía tan directa desde Francia. Además, la Diputación Foral de Navarra ejerció presión para que la conexión con Francia se realizara a través de Pamplona. Estos factores llevaron a que el proyecto del Canfranc quedara en el olvido temporalmente.
Avances y Retrocesos en la Construcción del Canfranc
Ley de Ferrocarriles de 1855
El 3 de junio de 1855 se aprobó la Ley de Ferrocarriles, que determinaba las líneas de interés nacional. Aunque tres líneas pasaban por Zaragoza (Madrid, Barcelona y Pamplona), el Canfranc no fue mencionado, relegándolo nuevamente al olvido.
Nuevos Estímulos en 1864
En abril de 1864, se aprobó una ley que concedía un crédito para estudiar nuevas líneas a través del Pirineo central, incluyendo el Canfranc. Sin embargo, también se consideraron otras rutas alternativas, lo que dispersó los esfuerzos y ralentizó el avance del proyecto.
El Interés de Francia en 1878
En 1878, Francia mostró interés en la línea del Canfranc, lo que dio un nuevo impulso al proyecto. Sin embargo, el ejército español y la Diputación Foral de Navarra seguían oponiéndose, lo que provocó que Aragón, cansado de la dilación, organizara una masiva recogida de firmas. Esta movilización culminó con la aprobación de la ley del Canfranc el 5 de enero de 1882, bajo el gobierno de Práxedes Mateo Sagasta.
La Lucha por la Construcción (1882-1885)
Varias empresas compitieron por la construcción y explotación de la línea, pero la Sociedad Anónima Aragonesa, en colaboración con la Compañía de Ferrocarriles del Norte de España, ganó la concesión. A pesar de la formalización de la construcción en 1882, las tensiones entre España y Francia sobre cómo gestionar la línea retrasaron los trabajos hasta 1885.
La Ley de 1888 y el Inicio de las Obras
En 1888, una nueva ley obligó a adelantar el inicio de las obras, influenciadas por la ley del Canfranc de 1882. El sistema defensivo fronterizo, incluido el Coll de Ladrones y las torretas de Fusileros y los Arañones, se comenzó a construir para proteger la futura línea.
La Construcción del Túnel de Somport y la Estación Internacional de Canfranc
El Túnel de Somport (1908)
En 1908, comenzaron las obras del túnel ferroviario de Somport, una de las partes más complicadas de la línea debido a la necesidad de perforar una montaña. Los ingenieros españoles se inspiraron en el túnel del Simplon, entre Suiza e Italia, para llevar a cabo este ambicioso proyecto. A pesar de algunos retrasos, el túnel se completó en 1915.
Preparación del Entorno de los Arañones
Mientras se construía el túnel, se preparaba el terreno de los Arañones, una zona montañosa propensa a desbordamientos y aludes, pero ideal para un complejo ferroviario. Gracias al trabajo de ingenieros como Benito Ayerbe Aísa, se diseñó un sistema de diques, barrancos encauzados y la plantación de más de 7 millones de árboles para estabilizar el terreno.
La Construcción de la Estación (1921-1928)
Con el túnel terminado y el terreno preparado, comenzó la construcción de la Estación Internacional de Canfranc en 1921. El proyecto, liderado inicialmente por Fernando Ramírez de Dampierre y luego por Ramón Martínez de Velasco, enfrentó numerosos desafíos, incluyendo las demandas de las compañías gestoras y la complejidad del entorno. Finalmente, la estación fue entregada al estado español el 3 de agosto de 1925, aunque las obras continuaron hasta su inauguración oficial el 18 de julio de 1928.
Conclusión: 75 Años de Lucha por el Canfranc
Han pasado 75 años desde que los aragoneses comenzaron a luchar por la línea del Canfranc hasta su apertura en 1928. Este proyecto, cargado de obstáculos y retos, es un testimonio del espíritu perseverante de Aragón y su deseo de conectarse con el resto de Europa.