Contenido del Podcast
Cristianos y nobles de Aínsa: / mirad que vengo de secreto, / no quisiera que judío o moro / me deshiciera mi juego. / ¿Si habría por aquí alguno? / Que churro Diablo le prometo, / si no huye del concurso, / crísmole bien lo tozuelo...
Así comienza la leyenda que, cada dos años, cobra vida en la Morisma de Aínsa, una celebración cargada de historia, tradición y simbolismo que nos transporta a tiempos medievales en pleno corazón de Sobrarbe. En este artículo, te invito a sumergirte en los detalles de esta fiesta, su origen, y la leyenda que la sostiene.
La importancia de Aínsa en la historia de Aragón
Aínsa es, sin duda, uno de los pueblos más emblemáticos de Aragón. Con su ubicación estratégica, elevada a casi 600 metros de altitud y en la confluencia de los ríos Ara y Cinca, ha sido testigo de numerosos acontecimientos históricos. Este enclave no solo ofrece acceso a impresionantes parques naturales como el de Ordesa, Posets-Maladeta y la Sierra y los Cañones de Guara, sino que también guarda en su casco antiguo un legado que se remonta a tiempos medievales.
El casco antiguo de Aínsa, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1965, conserva una rica herencia arquitectónica que incluye su iglesia parroquial y el castillo, ambos declarados Monumento Nacional en 1931. Perderse por sus calles es descubrir sorpresas en cada rincón, desde la torre de la iglesia hasta la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos en el castillo. Pero hay dos lugares clave para entender la Morisma: la Plaza Mayor y la Cruz Cubierta.
La Plaza Mayor de Aínsa y la Cruz Cubierta: escenarios de la Morisma
La Plaza Mayor de Aínsa es un testimonio del poder que este pueblo alcanzó en su momento más glorioso. Sus arcos, todos diferentes, y las prensas de vino que aún se conservan bajo los soportales, nos hablan de un pasado lleno de vida. Es aquí donde, cada dos años, se recrea la leyenda de la Santa Cruz.
A las afueras del pueblo se encuentra la Cruz Cubierta, un templete del siglo XVIII que marca el lugar donde, según la leyenda, tuvo lugar la batalla que la Morisma conmemora. Este monumento, con una columna que sostiene una cruz, es un símbolo crucial para la identidad aragonesa, representado en el escudo de Aragón como el "Árbol de Sobrarbe".
La leyenda de la Santa Cruz y la figura de Garcí Ximénez
La Morisma se basa en una leyenda del siglo VIII, cuando los musulmanes ocuparon Aínsa y los cristianos huyeron al Monte Pano, lugar que más tarde albergaría el Monasterio de San Juan de la Peña. Fue allí donde los cristianos eligieron a Garcí Ximénez como su rey, convirtiéndose en el primer rey de Sobrarbe, y donde decretaron los primeros Fueros de Sobrarbe.
La leyenda narra cómo Garcí Ximénez, al frente de un ejército cristiano inferior en número, logró vencer a los musulmanes gracias a un milagro: la aparición de una cruz sobre una carrasca. Este signo divino dio fuerzas a los cristianos para ganar la batalla y recuperar Aínsa.
Pero, ¿existió realmente Garcí Ximénez? La historia nos dice que no. Aunque durante siglos se le consideró un personaje real, hoy en día se acepta que es un mito, una figura creada para fortalecer la identidad aragonesa en tiempos de conflicto con la monarquía central. A pesar de ello, Garcí Ximénez sigue siendo el protagonista indiscutible de la Morisma.
La Morisma: una tradición que perdura
La Morisma de Aínsa es una tradición que se remonta a tiempos inmemoriales, con registros que datan de 1676, cuando las Cortes de Aragón decidieron financiar su celebración. A pesar de un paréntesis en 1921, la fiesta fue recuperada en 1970 y, desde entonces, se celebra cada dos años en los años pares.
La representación, que tiene lugar en la Plaza Mayor de Aínsa, es un drama histórico en verso que involucra a más de 300 personas de la comarca de Sobrarbe. La Morisma no es solo una fiesta local; es un evento que atrae a espectadores de todas partes, fascinados por la historia y la espectacularidad de la representación.
El drama de la Morisma: recreando la batalla
La Morisma comienza con la llamada del musulmán desde la torre de la iglesia, seguida de la entrada del ejército cristiano a caballo en la Plaza Mayor. Durante hora y media, los espectadores son testigos de la batalla, del milagro de la cruz y de la conversión final de los musulmanes al cristianismo. Es un espectáculo único, lleno de simbolismo y con una profunda conexión con la historia y las tradiciones aragonesas.
Conclusión
La Morisma de Aínsa es más que una representación teatral; es una celebración de la identidad aragonesa, una manera de mantener viva una leyenda que, aunque no tenga fundamento histórico, sigue siendo un pilar importante en la cultura de la región. Si alguna vez tienes la oportunidad de asistir, no lo dudes: es una experiencia que te conectará con siglos de historia y tradición.
¡No te pierdas la próxima edición de la Morisma en 2024!