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83. La leyenda de Marina y Hernando

¡Segundo episodio temático del mes de febrero!

Y como no podía ser de otra forma, volvemos a centrarnos en una historia de amor.

Dos amantes, una guerra que los separa y un rey. ¿Los amantes de Teruel? ¡No!

¡Hoy viajamos hasta la ciudad de los siete Sietes, Daroca, para descubrir la leyenda de Martina y Hernando, también conocida como la leyenda de las banderas de Jaime I!

La fotografía de la carátula es parte de la obra “God Speed” del pintor británico Edmund Blair Leighton y que se conserva en una colección privada.

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María Argota Recaj

María Argota Recaj

Autor

Contenido del Podcast

Un Amanecer en Daroca

El alba comenzaba a desplegar su manto nacarino por el Oriente. El agudo sonido de un clarín resonó vibrante por el hondo valle de Daroca y por toda la cuenca de su Vega. Un bullicio inmenso despertaba a la población. El bizarro y gentil Hernando se despedía de su amada Martina, dándole un beso en la frente, y a galope tendido se alejó por entre los árboles de la ribera.

"Ea, hija; vístete el traje de granates", dijo la madre de Martina, "para salir a ver a Don Jaime, que se va con sus tropas a la conquista de Valencia".

"A mí, madre, más me entristece que me alegra ver marchar a los soldados, muchos de los cuales ya no volverán", respondió la hermosa dama.

"Prepárate y procura mostrar el rostro alegre, no digan las gentes maliciosas que la hija del hidalgo Don Juan Moreno está triste porque sus amores se van a la guerra".

Esta escena sencilla tuvo lugar aquella mañana en una pequeña aldea llamada Daroquilla, situada frente a Daroca, al otro lado de la vega. Esta aldea fue arrasada durante las guerras con Don Pedro el Cruel de Castilla, y ya no existe.

Daroca: La Ciudad de los Siete Sietes

Daroca, aunque en 2023 tenía menos de 2000 habitantes censados según el INE, tiene el título de ciudad desde el año 1366, concedido por Pedro IV el Ceremonioso después de que sus habitantes resistieran un asedio de Pedro I el Cruel de Castilla. Conocida como la ciudad de los siete sietes, Daroca se destaca por su rico patrimonio histórico: siete iglesias, siete conventos, siete ermitas, siete fuentes (la más conocida es la de los veinte caños), siete plazas, siete puertas y siete molinos.

Además, Daroca es parte del Camino del Cid, un itinerario cultural basado en la figura de Rodrigo Díaz de Vivar y en el Cantar de Mío Cid. La ciudad jugó un papel importante en la historia de Aragón y en la reconquista de Valencia liderada por Jaime I el Conquistador.

La Despedida de los Amantes

Nuestra historia comienza un amanecer de 1238 en un bosque cercano al Jiloca, donde dos amantes, Martina y Hernando, se despiden con un beso mientras un ejército se acerca lentamente a Daroca, despertando a todos sus habitantes. No era un ejército cualquiera; venía buscando más soldados para unirse al rey Jaime I en su intento de tomar la ciudad de Valencia.

Martina, hija del hidalgo Juan Moreno, era consciente de que sus sentimientos por Hernando no debían ser evidentes ante los ojos de los demás, pero no podía evitar sentir una profunda tristeza al despedirse de él.

La Marcha de las Tropas

Jaime I llegó a Daroca, reclutando soldados y aprovisionándose para la batalla decisiva en Valencia. Mientras tanto, en la aldea de Daroquilla, Martina y su madre discutían sobre la despedida de los soldados. La madre insistía en que Martina debía mostrarse alegre para evitar rumores maliciosos, pero Martina solo podía pensar en la posibilidad de que Hernando no regresara.

La Falta de Noticias y la Decisión de Martina

Con el paso de los meses, mientras otros recibían noticias de sus seres queridos en la guerra, Martina no sabía nada de Hernando. Desesperada, decidió tomar una acción audaz: se vendó el pecho, se recogió el cabello, se puso la armadura y las armas de su difunto padre, y sin que su madre se diera cuenta, salió de casa para unirse a los ejércitos de Jaime I.

La Búsqueda en Valencia

Martina se unió a un grupo de soldados que se dirigían a Valencia, haciéndose pasar por un caballero llamado Juan. En el inmenso campamento que rodeaba la ciudad, Martina buscó incansablemente a Hernando, preguntando a todos los soldados que encontraba, pero nadie tenía noticias de él.

El Asalto a la Torre

Durante uno de los asaltos más sangrientos en Valencia, las tropas de Daroca lograron llegar primero a una torre estratégica y clavaron las barras de Aragón, señal de la posesión de Jaime I sobre la ciudad. Hernando, que luchaba valientemente, fue herido gravemente, pero antes de caer inconsciente, un joven caballero lo rescató y lo cuidó en su tienda.

El Despertar y el Regreso a Daroca

Hernando despertó días después, confundido, creyendo estar en el cielo al ver a Martina a su lado. Para su sorpresa, Martina había sido quien lo había salvado y cuidado durante todo ese tiempo. Jaime I, agradecido por el valor de Hernando, concedió a Daroca las banderas con las barras de Aragón en reconocimiento al apoyo de sus tropas en la toma de Valencia.

Después de la guerra, Hernando y Martina regresaron a Daroca, donde se casaron y vivieron felices. Aunque esta historia tiene elementos de leyenda, la existencia del linaje de los Díez de Aux en Daroca sugiere que podría haber algo de verdad en ella.

La Realidad Tras la Leyenda

Aunque la leyenda de Martina y Hernando tiene ciertos anacronismos, como la mención de la Torre de los Serranos que no fue construida hasta el siglo XIV, el relato sigue siendo una parte importante del folclore de Daroca. En el Archivo Histórico de Daroca se conserva parte de una de las banderas que Jaime I concedió a la ciudad, testimonio de la importancia de estos eventos en la historia local.

Conclusión

La historia de Martina y Hernando es una de valentía, amor y sacrificio, inmortalizada en la memoria de Daroca. Aunque algunos detalles pueden ser más mito que realidad, la esencia de la historia refleja la fortaleza y el espíritu indomable de sus protagonistas.